Las secuelas nunca se vieron tan bien en la saga
Hacer una secuela exitosa no es una tarea sencilla. Hay un parámetro, un antecedente a superar, y no debe ser fácil cumplirlo bajo los estándares de tiempo en Electronic Arts. Tras unos cuantos retrasos, le preguntaron al director del juego: ¿Cuánto tiempo necesitan? Por lo que Stig Asmussen acordó que seis semanas. «Eso era exactamente el 28 de abril, no es broma». Él creía que su equipo podría finalizar el juego para esa fecha y así fue como Star Wars Jedi: Survivor se publicó… con un montón de problemas de rendimiento. A pesar de esto, el core gameplay, la esencia del juego, es tan pura, que a los jugadores obviaron los problemas y lo hicieron el segundo juego más exitoso (de la saga) en Steam.
¿Qué hizo destacar a Jedi: Fallen Order?
Sin dudas fue la ambientación. Poder vivir, aunque sea en los pasillos de Star Wars, es una maravilla. El sueño de todo fanático, es tener un poco más de estos mundos y en una calidad que nunca antes se había visto, puesto que hacía tiempo no teníamos una aventura de esta índole. En este sentido, Jedi: Survivor expande sobre esto y de una gran manera. En principio, comenzamos nuestra aventura con el planeta más emblemático, Coruscant. La capital del Imperio es hostil, está llena de Stormtroopers y falta de ciudadanos. Lo interesante, es que en uno de los diálogos, Cal hace notar esto, y le comentan que «ya nadie sale porque es un peligro». Muchas son las situaciones donde el juego es consciente de sí mismo.
El diseño de niveles en la capital es recto, con largos pasillos grises, amplios espacios cúbicos y falto de curvas. Definitivamente, es una locación ideal para plantear todos los tutoriales de las nuevas mecánicas bases, recordar cómo se jugaba. Y para demostrar como Cal Kestis ha cambiado. Que el escenario destaque por ser oscuro, gris y estructurado con unos pocos llamativos carteles de neón, y que, sin embargo, nuestro protagonista sea más sombrío, son el contrapunto perfecto para darnos a entender hacia dónde vamos.
Luego de escapar a duras penas de la capital del Imperio, terminamos en Koboh. Nuestro eje en la historia, el planeta al que volveremos siempre, está ubicado en el Borde Exterior y se nota. Se caracteriza por tener una vida silvestre, una gran fauna y tener varios microbiomas naturales que se complementan con ápices de civilización. En él se encuentra la cantina de Greez, llamada Pyloon’s Saloon. En esta nos encontraremos con una serie de personajes con los que podremos interactuar, y el lugar a donde sugeriremos que vayan los amigos que haremos en el camino. Además, la zona tendrá todo lo que necesitemos para comerciar, conseguir misiones y jugar. Básicamente, será nuestro hogar.
“Jedi: Survivor es un metroidvania”
Mientras faltaban algunas semanas para el lanzamiento, la campaña de márquetin mostraba al director diciendo una afirmación de la índole. Esto fue muy sorpresivo, puesto que no lo había sentido de esa forma al antecesor. El hecho de ir en búsqueda de un conocimiento y volver con un nuevo poder para poder desbloquear cierto pasaje, en mi mente, es engorroso. Incluso me resulta aburrido. A pesar de esto, en esta aventura no se siente así. Tuve una sensación de asombro y curiosidad que duró durante toda la aventura. Entrar a un shrine (las salas de entrenamiento de la Alta República) y salir con un nuevo conocimiento es fantástico, porque empezás a recordar momentos y lugares donde viste una puerta verde, o una piedra gigante que ahora sabés como superar, es una sensación única.
Mientras tanto, en el camino hacia estos puntos clave, nos encontramos con un diseño de niveles superior al antecesor. Era un problema que preocupaba de este, puesto que sus niveles se sentían artificiales. En la secuela hay una variedad entre los espacios naturales, vivos y abiertos, que se mezcla con los túneles mineros artificiales, las cuevas alejadas de la civilización o las grandes colonizaciones. Si bien a veces este problema continúa, con espacios intransitables para un ser normal; pasillos demasiado «videojueguiles»; plataformas para escalar que carecen de sentido; o el hecho de que todas las puertas estén cerradas y se puedan abrir exclusivamente desde el otro lado, hay un momento en particular, en el que unos droides hacen referencia a esto. De nuevo, el juego demuestra ser que es autoconsciente de estas problemáticas, y acepta ser un videojuego.
Star Wars Jedi son los amigos que hacemos en el camino
Cómo interactuamos con un escenario no es lo único que lo hace ser un videojuego, también está la personalización. Este aspecto fundamental nos permite elegir cómo queremos ser. A pesar de las ropas tradicionales de los Jedis, Cal Kestis consiguió tener una cantidad increíble de peinados, barbas, ropas, sables y partes para BD-1. Prácticamente, no he visto un outfit idéntico entre las capturas de los jugadores alrededor del mundo. Lo mismo con las nuevas posturas de combate, todo recae en el adjetivo «sobreviviente» (haciendo referencia al homónimo Jedi: Survivor). Nuestro protagonista entiende que las formas del pasado no funcionaron, por lo que se adapta y utiliza cada herramienta que le brindan a lo largo de su historia.
El lightsaber tradicional nos permite jugar de una forma totalmente balanceada, es la postura más «honorable» y se destaca por ser la que protagoniza todas las cinemáticas. Por otro lado, la postura dual nos permite tener una actitud completamente ofensiva para con un solo objetivo, atacando con múltiples golpes simultáneos. Antagónico a éste, la postura del sable láser en cruz carece de velocidad, pero la invierte totalmente en su poder de golpe. Mientras que, si se busca mantener las distancias o sumar un nuevo sistema de parry, está la novedosa postura con el bláster (que es linda, pero nada del otro mundo).
Personalmente, la opción definitiva terminó siendo el sable doble (el de Darth Maul) que es idóneo para combatir contra varios enemigos en simultáneo (que resulta ser el 95% de las ocasiones) y no descuida la cadencia de ataque, ni la defensa. Al tener la oportunidad de llevar dos variantes al mismo tiempo, recomendaría que se combine esta última con otro de preferencia personal, aunque probablemente no sea necesario.
El lado oscuro está en todos los Jedis
Cuando el combate, la exploración y la historia es atrapante, sus fallas se ven totalmente opacadas. Es muy extraño, Star Wars Jedi: Survivor es una secuela que expande sobre lo que hacía a Jedi: Fallen Order un juego genérico. La única forma de sacarse esto de la mente, era con las horas, donde empezaba a tomar esencia propia gracias a su historia narrativa. Acá, desde el minuto uno es así. Y lo temía, con las declaraciones sobre ser más metroidvania que otra cosa, había un miedo palpitante porque este cuente con unas pocas cinemáticas al principio, el juego se convierta en un The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom (donde ni los diálogos cuentan con voces) y recién vuelva la narrativa al final.
Por suerte, era un temor infundado, puesto que el juego cuenta con la cantidad justa de material narrativo, lo suficiente como para querer seguir haciendo una misión más, ver qué pasa, hablar con nuestros compañeros en la cantina y salir a explorar.
Lo único que me hizo falta, que su primera entrega también carecía, es un sistema de sigilo. Son incontables las veces en las que el juego te invita a esperar y escuchar las conversaciones. Que, por cierto, son ingeniosas. Las charlas de los viejos droides de los Separatistas son hilarantes. Además, muchas veces se permite entender conceptos (o excusas) sobre cómo piensan los Bedlam Raiders o contextos del universo en general. Paréntesis aparte, la falta de estos remates, hace que se arruinen muchos encuentros por la inverosimilitud de la situación. Tampoco tendría que ser un Assassin‘s Creed; sin embargo, sería una gran adición, puesto que la saga tiene grandes cantidades de infiltraciones. A pesar de esto, los únicos momentos en los que me salí de la inmersión son ínfimos en comparativa con todas las sensaciones que sentí.
El viaje de Cal Kestis en Jedi: Survivor solo hizo que necesite más de este personaje. Su travesía, sus miedos, sus pérdidas fueron las mías por unas cuantas horas. El reencuentro con nuestros viejos compañeros, la sombría madurez del joven Jedi y las nuevas facetas que descubrirá con el pasar del tiempo, solo generaron que necesite la tercera entrega. Sí, hacía mucho que no me divertía tanto con un videojuego.
