Riot Games sí entiende a los jugadores de smartphones
Los desarrolladores de League of Legends, estos últimos tiempos vienen dando un batacazo en la mesa de los juegos móviles. Hace casi exactamente un año, salía la beta abierta del fantástico Legends of Runeterra. El juego de cartas que no pudo destronar a Hearthstone, pero sí fue nominado como: Mejor Juego para Teléfonos (Game Awards); se consagró como Juego del Año para iPad y, personalmente, lo considero como el mejor juego de cartas para los aficionados. Casi un año después tenemos Wild Rift en Latinoamérica; con un motor nuevo que adapta uno de los juegos más populares de PC a la simpleza de los teléfonos.
El que roba a un ladrón…
Si bien hace años existen “copias chinas” de League of Legends para teléfonos, los ejemplos más conocidos como Arena of Valor o Mobile Legends plagiaron la estética y readaptaron las mecánicas para llevar a cabo el juego en teléfonos. Esto es muy importante porque la base mecánica de Wild Rift es idéntica, al punto que podría considerarse una copia; pero la esencia de la franquicia no se encuentra en los otros dos. Generando que, en lo que sí se logran diferenciar, simplemente no sea lo suficientemente bueno, o es para peor.
El ejemplo más claro de todos es la cámara y la distancia de dibujado. Los plagiadores tienen una cámara más cercana, como un picado a 45 grados, que permite ver la acción, pero aporta poco a lo estratégico. Mientras que Wild Rift tiene una cámara alejada, desde arriba (casi cenital) que permite un paneo mayor de qué está sucediendo a tus alrededores. Lo mismo sucede con los botones, que se mantienen casi igual, pero los de Arena of Valor son mucho más grandes y permiten ver, todavía menos.


Nuevo motor, nuevas limitaciones
League of Legends: Wild Rift no utiliza el arcaico motor de su predecesor, sino que, al igual que Legends of Runeterra, utiliza Unity 3D. Un engine que le permite mantener la estética original, pero que no se ve limitada gráficamente; mejorando los modelados de los personajes y permitiendo tener un juego verdaderamente lindo. Además de que su optimización para teléfonos es tal, que permite tener un rendimiento perfecto en teléfonos medianamente antiguos como mi Redmi Note 5 y sus ya cuatro años en el mercado.
Aunque no todo podría ser igual, ya que una nueva plataforma significa una nueva forma de jugar, y por ende, tiempos distintos. Cada partida normal de League of Legends: Wild Rift dura aproximadamente 15 minutos, y, a diferencia de su contraparte de computadoras, es casi la mitad del tiempo general que oscila de 25 a 32 minutos, dependiendo del modo y rango. Esto se debe a pequeños cambios en el gameplay, como que se gana más oro por segundo y no existen más los inhibidores (pero ahora el Nexo es una torre que dispara); también estoy casi seguro de que se gana experiencia mucho más rápido, entre otros cambios.

Si bien ahora League of Legends es más ameno a la hora de comprar con ayudas y demás, a estos cambios se suma un pequeño cambio. Wild Rift te permite armar pre-builds fuera de la partida para tener compras a mano, sin tener que entrar a la tienda. Y si bien, para un alto nivel de competitividad no sirve, para cualquier otro aficionado al género tiene una preocupación menos en la cabeza. Lo mismo sucede con las runas, que también se arman antes de la partida o durante la selección de personajes.
Todo sigue igual
El resto de elementos siguen ahí: la jungla, los dragones, los wards, los poderes (salvando casos excepcionales), casi todo sigue idéntico. Si bien la cantidad de personajes es bastante más limitada, también se están agregando con cada actualización. Incluso los pings y las formas de comunicarse siguen ahí, tan así, que volvieron las formas de comunicarse tóxicamente. Mi cara de sorpresa y decepción al ver que el spam de pings se trasladó es increíble; es como si la toxicidad viniera implícita con el nombre “League of Legends”. Lo peor es que en ese momento recordé que se suele hacer eso cuando alguien hace caso omiso al “voy top” (¿¡qué estamos en DotA con duo top!?); entonces en la siguiente partida cuando me lo hicieron a mí, lo repetí casi sin dubitar.

Realmente es increíble que tras 10 años de pulir su juego insignia, Riot Games haya podido trasladarlo tan bien a los juegos de teléfono. Al punto de que me cautivó, a pesar de que yo no juego regularmente en teléfonos; pero de ahora en más, dos de los tres juegos que tengo instalados están basados en el mundo de League of Legends. Por su fácil entrada, que me permitió conseguir 25 campeones gratis en mis primeros 10 niveles (por cajas y campeones de nivel gratuitos); su complejidad, donde siento que tengo un camino para seguir y mejorar; su monetización, que adapta el conocido pase de batalla y se suma a ventas de skins o materiales cosméticos que no afectan al juego real.
Wild Rift es una palada más al difunto estigma por adaptaciones mediocres, freemiums y demás males que reinaban en el juego móvil. Le queda un largo camino para prevalecer como el mejor, pero si este año tuviera espacio para un solo juego en mi teléfono, sería League of Legends: Wild Rift. Una adaptación perfecta, tanto de lo que busco como jugador tradicional, como de jugador casual en teléfonos. Lo que me hace pensar… ¿esto es un adiós para la versión de computadoras?