RESEÑA DE DEMON'S SOULS | CRÓNICA DE REV1MIN

Un remake hecho con ganas

Sentarme a escribir sobre Demon’s Souls Remake se me hace muchísimo mas difícil de lo que creí. Por momentos, solo quiero describir lo grandioso que es, pero me es complicado saber por donde arrancar. Este juego es una obra maestra y una lección sobre como hacer un buen remake de un clásico. Quienes me conocen, saben que no escondo mi fanatismo por Dark Souls y todo lo que vino después. Para quienes (vaya uno a saber cómo) nunca escucharon hablar de los soulsborne, son juegos de acción-RPG que tienen una particularidad muy distintiva, ser excesivamente complejos.

Cuando me vine a vivir a Capital, me hice amigo de un compañero de la carrera que cursaba en ese entonces. Era la única persona que conocía que tenía PlayStation 3 y una vez me habló de un juego “de mierda” que era injugable. Obviamente, eso despertó una curiosidad brutal en mi y en una ocasión nos decidimos a probarlo. Tenía razón. Era injugable. Los controles eran diferentes a cualquier cosa que había jugado antes y ni siquiera podíamos entender que había que hacer. Por sobre todas las cosas, era insoportablemente difícil. No le debemos haber dedicado más de una hora hasta que decidimos desistir de este juego de mierda para siempre. ¿Como un juego no va a tener pausa?

Pese a esto, había algo en su estética, sus mecánicas, en la falta de absolutamente cualquier indicación concreta de objetivos a realizar, que me atrapó. Leyendo e investigando, conocí un poco más de Demon’s Souls y su público de nicho, que lo galardonó como un clásico moderno y una pieza única de los videojuegos. Mi relación con ese compañero se diluyó y nunca más volví a tener acceso a ese juego. Hasta que me enteré de que había una pseudo-secuela/reboot que pronto iba a salir también en PC.


Review de Demon's Souls

La Primera Llama

Ya pasaron casi 10 años desde que jugué por primera vez Dark Souls: Prepare To Die y sentí una cachetada que todavía me arde en toda la cara. Las primeras horas estaba completamente convencido de que un juego no podía ganarme de tal manera y me termine perdiendo en un mundo que hoy conozco tanto (o mejor) que a mi ciudad natal. Consumí todo video de YouTube disponible en ese momento sobre su historia, sus “porqué” y sus secretos. Experimente con clases, builds, armas, magias, todo. Eventualmente llegó el día en el que sentí que Dark Souls no tenía más para ofrecerme y lo solté completamente orgulloso y agradecido de la experiencia que me brindó. Sin duda, el juego que más jugué en toda mi vida.

Compré la secuela el mismo día que salió. Una edición especial que venía en una cajita de metal con el soundtrack (el cual puse una sola vez porque nadie en su sano juicio querría escuchar la música más solitaria, tétrica y agobiante que existe) y unos ítems únicos a esa edición. Lo disfruté muchísimo, pese a sus cambios y decisiones muy raras que se tomaron con respecto a la fórmula original. Sin embargo, cuando lo terminé, me lamenté muchísimo que no me haya generado ese mismo asombro y terror que la primera entrega tanto me dio. Tuve que volver a Dark Souls una vez más.


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Lo mismo, pero diferente

Bloodborne fue la siguiente bendición que From Software desplegó sobre nosotros. O maldición, depende como quieran verlo. Para entonces, la frase “soy hijo del Dark Souls” se tornó habitual en mi vocabulario, cada vez que un juego se me hacía difícil. Algo así como una arenga personal. Y créanme, funciona. Fue por eso mismo que cuando arranqué uno de los mejores exclusivos de PlayStation 4, siendo un completo veterano del género y experto en sus mecánicas, lo hice con toda la confianza que podía tener encima. En el camino me jugué cuanto souls-like me encontré para no perder la forma, y ninguno me propuso un desafío igual de extremo. Mis primeras horas de Bloodborne fueron una completa tortura.

La esencia era la misma, pero las mecánicas, los tiempos, las estrategias eran otras. De más está decir que le dedique decenas de horas, no solo al juego en sí, sino a foros, videos, debates, lo que se les ocurra. Cada uno de estos juegos despierta en mí una obsesión que ningún otro juego logra. Sin embargo, reconozco que cuando salió Dark Souls III, ya estaba un poco fatigado. Por más que es la fórmula pulida al extremo y realmente es un juego maravilloso, sentí un desgaste del género, la ambientación y todo en general. Por suerte ellos también lo sintieron y nos volvieron a sacudir una vez más con Sekiro.

Sekiro no es un souls-like. Fin de la discusión.

Hoy en dia Dark Souls y Bloodborne (colectivamente referenciados como soulsborne) son considerados obras maestras y referentes de la última década, con Elden Ring en el horizonte y la promesa de ser la cima de todo lo que propone From Software desde hace casi 30 años. Es por eso que durante los últimos años, se pidió un remaster de Demon ‘s Souls sin cesar. Y Sony escuchó.


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Una experiencia singular

Demon’s Souls es uno de los títulos de lanzamiento de PlayStation 5. Al principio me parecía hasta chistoso que una de las cartas de presentación de la nueva generación, sea un remake de un exclusivo de hace dos consolas. Pero sólo tomó unos minutos de jugarlo para volver a enamorarme del género. 

Comenzamos el juego creando un personaje y eligiendo una clase inicial. Sin embargo, a diferencia de muchos otros del género, a lo largo del juego vamos a moldear las estadísticas de nuestro personaje como se nos dé la gana. Esto nos permite experimentar con diferentes armas y magias para encontrar un estilo de juego que más nos guste. Después de un tutorial bastante sencillo, que enseña lo básico y necesario para mantenerse vivo, el juego comienza. También hay un pequeño premio para quienes realmente superen esta pequeña primera zona. 

The Nexus cumple la función de ser nuestra base principal. Es la única zona segura y donde vamos a poder gastar las almas que consigamos para subir de nivel y comprar equipamiento. Esta zona también tiene unos pilares que nos dan acceso a los cinco escenarios principales del juego. A medida que rescatemos a diferentes personajes esparcidos por el mundo, van a regresar al Nexus, generalmente ofreciendo nuevos items para comprar. Cada uno de los escenarios es completamente distinto y aterrador a la vez. 


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El alma de la fiesta

Como mencioné antes, Demon’s Souls es complejo. Más allá de la cinemática inicial y diálogos con los NPC, la historia es completamente críptica y difícil de entender. Básicamente, la gente abusó de la magia, lo cual trajo a un monstruo gigante a hacer pelota todo. Una niebla cubrió a todo el reino de Boletaria, trayendo demonios que consumen las almas de quienes habitan. Eventualmente se logró detener a la criatura y los pocos sobrevivientes dedicaron su vida a preservar esta paz y advertir a las siguientes generaciones del peligro que el abuso de la magia conlleva. En el “presente” en el que transcurre el juego, el rey Allant hace lo que quiere con la magia y la niebla regresa a Boletaria. Nuestra misión es matar a estos demonios para consumir sus almas, ser lo suficientemente poderoso para matar al rey y volver a calmar al monstruo. 

Sin embargo, no solo es complejo narrativamente, sino mecánicamente. Demon’s Souls es difícil. Hay horas de debates y eternos hilos de Twitter sobre la dificultad de estos juegos y la justificación de ser así. Estos juegos hablan su propio idioma. Imagínense que les ponen enfrente un texto que no pueden entender del todo lo que dice, pero si algunas palabras. Para poder entender y dominar lo que está pasando, requiere práctica y paciencia. Demon’s Souls puede ser muy cruel por momentos. Cada una de las cinco zonas está subdividida en pequeños “niveles”, cada uno culminando en una pelea con un archidemonio.

El heroe desalmado

Matar enemigos nos da sus almas, que es la moneda de cambio para absolutamente todo en este juego. Cuando nosotros morimos, todas las almas que teníamos encima quedan en nuestro cuerpo, por lo que tenemos que ir hasta ahí a recuperarlas. Si morimos en el camino, todas esas almas se pierden. También al morir o volver a ir a una zona, los enemigos vuelven a aparecer. Se podrán hacer una idea lo terrorífico que es recorrer una zona nueva con el riesgo de perder horas de progreso.

Demon’s Souls demanda respeto. Hasta la criatura más insignificante puede ser suficiente para arruinarnos la tarde. Por suerte, Bluepoint entiende a la perfección de qué se trata este juego y su interpretación de la obra original es perfecta. Para quienes no jugamos al original, pero sí todo lo que vino después, todo se siente familiar, aunque un poco más básico. Los cimientos que definen a los soulsborne estan aca, pero también aplica la experiencia que el género fue adquiriendo con los años. Es como si Metallica volviese a grabar Master of Puppets, ya habiéndose transformado en una de las bandas más grandes de la historia.

El tour de la Boletaria

FromSoftware nos tiene acostumbrados a escenarios de primer nivel, y Demon’s Souls no es la excepción pese a ser el primero en esta saga. Nos vamos a encontrar con los sellos clásicos de la empresa, como el dragón que escupe fuego por las paredes del castillo de Boletaria, el detestado lago de veneno y el NPC más traicionero de todos, Patches. La torre de Latria es completamente aterradora y desoladora, pero nada se compara a lo oscuro y grotesco del Valle de la Deshonra. El juego nos invita a recorrer todos los escenarios por igual y sin un orden en particular, lo cual es un placer ya que gracias al disco de la PlayStation 5, los tiempos de carga no superan los 4 segundos.


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Sumado a esto, gráficamente es alucinante. Habiendo jugado en modo performance, el cual corre a unos lindísimos 60 fps, me atrevo a decir que es el juego más lindo que alguna vez jugué. Sus efectos de partículas son un deleite visual y pese a no contar con Ray Tracing, la iluminación es completamente increíble. Cada hechizo que lanzamos, o cada explosión que causamos, realmente se siente (perdón por la palabra) mágico. Es una subida de vara enorme para todos los juegos que vayan a salir tanto en esa consola, como en Xbox Series.

Por suerte, no siempre vamos a recorrer estos lugares en solitario. Demon’s Souls también incluye el multiplayer particular de estos juegos, aunque con su propia vuelta. Cuando morimos, pasamos a ser fantasmas y tenemos algunas formas de volver a nuestra forma humana; ya sea consumiendo un ítem, o matando a un demonio. Tras matar al primer jefe, nos dan un item que podemos usar únicamente siendo fantasmas y que nos permite dejar una marca en el piso. Esta marca le aparece a otros jugadores humanos (o no-fantasmas) que están recorriendo la misma zona, y la pueden activar para que asistamos en su campaña. Ésta es una mecánica completamente genial, ya que al asistir a otro jugador para matar a un demonio, también nos devuelve nuestra forma humana. Nosotros, al ser humanos nuevamente, podemos tocar la marca de otros jugadores y pedir su asistencia

El multiplayer no solo es cooperativo, ya que podemos invadir el mundo de otros jugadores con la intención de arruinarles un rato el día. Demon ‘s Souls tiene un sistema llamado World Tendency que es muy poco claro, pero bastante importante. Si realizamos acciones negativas, como matar NPCs, invadir jugadores o morir siendo humanos, la tendencia va a tirar para lo oscuro. Esto hace que los enemigos sean aún más difíciles, pero de mayores recompensas. Es una mecánica extraña, ya que básicamente el juego castiga a quienes juegan mal. Obviamente, matar demonios y ayudar jugadores lleva a la tendencia blanca, simplificando un poco el juego.


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Perro viejo, nuevos trucos

El mayor logro de Demon’s Souls, es que el primer juego de una saga se sienta como el último. Por más que al principio extrañe muchas de las mejoras que Dark Souls hizo posteriormente, es un juego perfecto. Durante estos últimos años, me invadía la curiosidad de jugar al original y ver dónde comenzó todo. Incluso me gustaría ir hasta más atrás y jugar los Kings Field, que son dónde From Software comenzó a experimentar con su característica fórmula, pero después de jugar el remake, estoy completamente satisfecho.

Me tomó 16 horas (unas 14-15 reales si tengo en cuenta que me tome varios descansos de 15-20 minutos en momentos tensos) terminar mi primera partida de Demon’s Souls y honestamente, no se me hizo tan complicado. Influye muchísimo mi experiencia previa y saber qué esperarme, pero esto no quita que es un juego realmente difícil. Al igual que Bloodborne, es muchísimo más accesible que Dark Souls, aunque sin tocar picos de dificultad tan extremos. La realidad es que nadie nació sabiendo jugar a estos juegos. 

Hoy en día ya hay una cantidad de información y guías enormes que ayudan a jugar Demon’s Souls o cualquier Soulsborne, pero mi recomendación siempre es hacer la primera partida sin leer absolutamente nada. El “boca en boca” llevó a que se crea que la dificultad de estos juegos es tan extrema, que es solo para un determinado grupo de gente. No es así. 

Nadie se subió a una bicicleta por primera vez y anduvo bien. Todos nos caímos muchas veces hasta que, simplemente, empezamos a andar.


Review de Demon's Souls
Tom Radero

Tom Radero

Game Designer. Creador de REVIEWS DE 1 MINUTO. Fanático de los juegos aburridos
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