
Un Eivor con un parche en el ojo encarna a Odín en su nueva aventura por la Tierra de los Enanos.
Ya pasó más de un año de la salida de Assassin’s Creed Valhalla. Llegó de la mano con las consolas de nueva generación, conservando la tendencia jugable iniciada con Origins y continuada en Oddisey. Indudablemente Ubisoft debe estar bastante contento con el título. Ya tuvo el mejor lanzamiento de la saga y eventualmente se convirtió en el segundo juego más rentable de la compañía en su historia. Si bien ha tenido un buen soporte post-lanzamiento, con actualizaciones y eventos, llegó el momento de la tercer y más grande expansión que ha tenido este Assassin’s Creed de vikingos, Dawn of Ragnarök.
En este DLC de pago seguimos usando a Eivor, pero en esta ocasión va a estar personificando al dios Odín, una figura prominente durante la campaña principal. Esta aventura comienza cuando el gigante Surt ha invadido la Tierra de los Enanos y de paso toma como prisionero a Baldur, hijo de Havi. Obviamente su padre no se va a quedar con los brazos cruzados desatando un nuevo conflicto.
A grindear como Odín manda
Dawn of Ragnarök no es un stand-alone como en su momento fue Freedom Cry de Assassin’s Creed IV: Black Flag. Esta expansión está integrada dentro del juego base, aunque ocurre en un mapa separado. Y no es tan fácil acceder a ella, el juego sugiere que tengamos un nivel de poder de 340, un número bastante alto, por lo que vamos a estar bastante entendidos del título para ese momento. Aún así, está la posibilidad de jugar a ella en cualquier momento subiendo temporalmente tu numerito. El tema es que una vez terminemos esta aventura y volvamos al mapa principal, nuestro poder volverá a bajar a como lo teníamos antes. A pesar de ello, todo el equipo que encontremos allí puede ser trasladarlo al resto del juego, así que no son todo malas noticias.
Este DLC ocurre en Svartalfheim, uno de los nueve reinos de la mitología nórdica. El mapa es más pequeño que el principal de Valhalla, pero aún así tiene una gran extensión. Curiosamente si lo comparamos con los mapas de las primeras entregas de la franquicia, el de Dawn of Ragnarök gana con soltura. Al ser éste el Reino de los Enanos, es correcto suponer que no va a estar guiado por el realismo de la campaña principal. En los campos abiertos podemos ver que Ubisoft se inspiró en Final Fantasy XV, con esas rocas enormes en forma de arcoíris. Por otro lado, al ser una historia centrada en los enanos, vamos a estar visitando también las famosas minas donde trabajan, con grandes cristales azules que plagan la zona.

Esos reinos me suenan de algún lado…
Al estar jugando con Odín, quien yendo al caso es Eivor con un parche en el ojo, Valhalla se convierte en un título netamente fantástico. El padre de Baldur y Thor tiene las habilidades propias de un dios, como convertirse en un cuervo blanco, que si bien puede ser utilizado en combate, está diseñado principalmente para resolver puzzles. No son lo más ingeniosos, pero dan un resoplo de aire fresco entre tanta pelea. También podemos invocar los poderes del fuego y hielo. La primera sirve para poder ser inmune a la lava, ya que varios niveles están inundados de ella, mientras que la segunda tiene un énfasis más guerrero, permitiendo congelar a los enemigos.
Lo fantástico también se lleva al terreno de los enemigos. Vamos a estar luchando con seres provenientes de Muspellheim y Jötunheim, tierra de fuego y de gigantes, respectivamente. Aunque realmente en Dawn of Ragnarök son todos gigantes, y la diferenciación es que unos son de fuego y otros de hielo, como nuestros nuevos poderes.
También está la Arena de las Valquirias, una zona donde debemos superar ciertas pruebas repleta de enemigos para ganar recompensas. Es algo muy parecido a lo que ocurría en el nivel Muspelheim del último God of War, y es que las similitudes con la obra de Santa Monica Studio no se limitan a la ambientación. Incluso está el detalle de que los gigantes de fuego tienen el cabello de un efecto color rojo lava, muy reminiscente a como lo tenía Ares en la primer odisea de Kratos.

A subirle la dificultad que somos el Rey de Dioses
Pasar todo Dawn of Ragnarök nos va a requerir invertir por lo menos veinticinco horas. Es una expansión realmente potente, con muchos secretos y misiones secundarias. De ahí que la habilidad de convertirse en ave sea tan relevante. Nos va servir para llegar a zonas que normalmente no podríamos, metiéndonos por pequeños rincones a gran altura. Igualmente la mayoría de este tiempo vamos a estar combatiendo, algo de lo que ya hacíamos bastante en la campaña, por lo que se puede llegar a tornar un poquito denso el asunto.
Aunque el DLC nos pida tener un poder de 340, la verdad es que se no presenta una dificultad realmente desafiante. Es un problema que deriva de raíz en Valhalla. Dominando bien las mecánicas de combate, cada enfrentamiento se vuelve un paseo, inclusive en la dificultad más elevada. Con esquivar y realizar el parry en el momento exacto, te hace prácticamente invulnerable. Mi recomendación es que se sientan atrevidos y no se intimiden por ponerlo en difícil. Si bien no se va a transformar la experiencia en algo desafiante, por lo menos le da un poquito más de complejidad al sistema.
Una expansión a U$S 40 no es barato sin dudas, pero nuevamente comparándolo con los Assassin’s Creed de no hace mucho tiempo atrás, no lo es tanto. Dura lo mismo que, por ejemplo, Origins, y su mapa no es realmente mucho más chico que aquel basado en el Antiguo Egipto. Pero es cierto también que Valhalla ya de por sí es un paquete bastante completo, así que si uno se siente satisfecho con lo que trae la aventura principal de Eivor y no tiene interés en cabalgar jabalíes o luchar contra gigantes, no lo veo como algo esencial.

La cuarta es la vencida
Algo muy importante a destacar es que este nuevo paquete no funcionó de la mejor manera durante los primeros días. Había una determinada zona de Svartalfheim que me era imposible llegar debido a un error. Cada vez que me acercaba, el juego directamente se cerraba y me mandaba directamente al menú de la consola. Fueron tres veces consecutivas. Se terminó solucionando solo, ya que para el cuarto intento sí me dejó avanzar. Fue molesto porque no me dejaba completar una misión principal que me cortaba cualquier progreso. Lo bueno es luego ya no tuve más inconvenientes de este tipo.
Más allá de este error, Dawn of Ragnarök corre muy bien en PlayStation 4. A veces cuando empieza a haber demasiados enemigos al mismo tiempo, el framerate sufre y empieza a haber tirones, pero nada realmente grave.
Ubisoft ha dejado claro hace uno tiempo que tiene planes nuevos para Assassin’s Creed. Todavía no sabemos bien que va a ser Unity, pero quizás esta expansión sea un indicativo. Su duración y contenido es mayor a las ya clásicas aventuras de Ezio, por lo que en un futuro podríamos ver más de este tipo de juegos, saliendo más seguido a menor costo y todos conviviendo en esa “plataforma” Unity. Lo que está claro es Dawn of Ragnarök es más Valhalla, y una opción bastante interesante por si nos quedamos con ganas de más.