WALLPAPER DE Call of Duty: Modern Warfare 2

RESEÑA DE CALL OF DUTY: MODERN WARFARE II

Modern Warfare II allana el terreno para Warzone 2.0, repitiendo aciertos y errores, pero esta vez conscientemente

Es interesante analizar Call of Duty este año. Con su última iteración pone fin a un ciclo de tres años que tuvo como eje central al titán Warzone, todo para dar comienzo a uno nuevo. Sin olvidar la campaña ni el multijugador, repite los pecados del pasado, pero también aprende a rimar con lo que fue Modern Warfare 2 allá por el lejano 2009.

Para empezar a describir Modern Warfare II hay que empezar dejando en claro que casi todo lo que hace lo hemos visto previamente hasta el hartazgo en la saga misma. La intención es lo que cuenta, y la suya esta vez no fue la de innovar, sino la de pulir y mejorar lo que vino construyendo este último tiempo.

¡Mamá, no encuentro el misil!

La campaña de este año a simple vista puede ser una más de Call of Duty, y en definitiva lo es, pero lo que no incluye, por sobre lo que sí, es lo que la hace interesante. Pero no nos adelantemos, Modern Warfare II nos trae de regreso a Captain Price, Gaz y compañía, con Ghost y Soap como las grandes nuevas incorporaciones. Aunque no tan nuevas, ya que fueron operadores en el anterior juego y Warzone.

La misión de la Task Force 141 es irrelevante, hay que detener a un terrorista de Medio Oriente y encontrar unos misiles antes de que sean lanzados. No sé cuántas veces se haya tenido que hacer eso en la historia de Call of Duty, pero a esta altura debería ser cosa de todos los lunes. Infinity Ward entiende muy bien esto, y centra sus esfuerzos en los diálogos y situaciones. No es que estemos hablando de personajes que han tenido un desarrollo continuo y el interés surja de sus encuentros, sino que los operadores de Modern Warfare (sea cual sea su encarnación) son tan distintivos que resulta entretenido sus intercambios y discusiones. Que un soldado experimentado confíe en alguien al que nunca le vio su cara y lleva siempre una máscara de calavera es como mínimo peculiar. Y esas situaciones bizarras son las que le dan personalidad a la obra.

Los fantasmas del pasado

Que Ghost sea la cara visible en la tapa del juego no es solamente marketing, también hay una intención de darle foco al (quizás) protagonista de la campaña. Es cierto que Gaz y Soap son a quienes más controlamos en el juego, pero él es el que está en prácticamente todas las misiones, acompañándonos, guiándonos o siguiendo nuestras indicaciones. Su figura siempre fue muy atrayente para la comunidad, y acá podemos conocerlo un poco más, de porqué confían tanto en él y alguna de sus razones para la máscara.



El Modern Warfare 2 original fue también por donde apareció por primera vez Ghost en la historia. Mucho de lo que pasó hace trece años se repite de alguna manera hoy. Hay una misión en un carguero, hay otra en una plataforma petrolera y el que inicia toda esta aventura es el querido General Shepard. Se trazaron paralelismos que levantaron una ceja a aquellos que jugaron aquel juego de 2009. Es como un déja vu, pero no por incapacidad, sino intencionalmente. Infinity Ward juega con esto, y aunque muchos sabemos lo que pasó con Shepard, Ghost y Roach, y a pesar de estar dirigido a las nuevas generaciones, son los guiños y los pequeños detalles los que hacen que como historia eleven su valor.

Tactical Espionage Action

Uno de los distintivos más resonantes de las campañas de Call of Duty han sido las grandes balaceras. Esos momentos en los que hay decenas y decenas de enemigos enfrente, y uno libera adrenalina disparando a quien se cruce. Modern Warfare II se aleja bastante de esto, no hay más de dos y son muy reducidas. Se inclina mucho más por el sigilo y las operaciones encubiertas, sacando pecho de las gafas nocturnas tan icónicas de la saga.

El diseño de niveles comprende espacios reducidos que no invitan demasiado a la imaginación. Aún así, hay varios tipos de gameplay. Hay uno que recuerda a «All Ghillied Up», yendo en parejas, camuflados hasta los dientes con el rifle francotirador en la mano; otro que nos remonta a «Death From Above», donde controlamos un avión militar dando apoyo al escuadrón en tierra; y hay otro en el que hackeamos cámaras para ir dándole indicaciones a Ghost, dónde debe ocultarse y cuándo atacar por sorpresa. Incluso hay una batalla con un jefe indudablemente sacado de Metal Gear Solid.



Además, aunque usted no lo crea, hay (más de) un nivel dedicado al crafting. Así es, va a haber un momento survival en que el habrá que ir rebuscando en todos lo rincones elementos que nos sirvan para forzar cerraduras, crear bombas de humo, etc. Curiosamente se crea una especie de backtracking, ya que podemos volver atrás y abrir algún cajón que antes no pudimos, así agarrar lo que hay dentro. Tiembla Minecraft.

La buena piedra, nada le gana

La otra mitad de Modern Warfare II la ocupa, como no podía ser de otra manera, el multijugador. No vamos a negar que Call of Duty, sacando su etapa futurista, siempre ha sido bastante conservador. El cambio importante lo hizo en 2019 y todavía le basta para seguir así. Para esta temporada hay algunas nuevas animaciones, pero con el objetivo de servir al futuro Warzone 2.0, siendo la de escalar la más evidente. Subirse a un roca en el Warzone original (ahora llamado Caldera) era además de una proeza divina, un acto poético.

Los tiempos de muerte son definitivamente más rápidos que en Black Ops: Cold War y Vanguard. Más que por el daño de las balas o el HP del operador, probablemente sea debido al diseño de mapas. Su disposición provoca que cuando haya un enfrentamiento, nos comprometamos hasta el final, hasta que uno reclame la vida del otro. Es difícil ver que alguien escape y se reposicione, por lo que se juega más a ser precavido. Las partidas se vuelven más largas y unas cuantas terminan por alcanzar el tiempo máximo.



Que la jugabilidad sea rápida o lenta va en cada uno, para gustos, colores. En lo que sí falla es en los mapas, que a mi entender dejan bastante que desear, tanto visualmente como en diseño. La trilogía clásica Modern Warfare nunca se distinguió por tener los mapas con los mejores paisajes o el máximo cuidado en los detalles, pero eran muy divertidos, por algo constantemente los están remasterizando o recreando para nuevas entregas. ¿A quién le puede interesar un mercado en Medio Oriente, unas oficinas o las ruinas de un barrio devastado? Encima hay puertas, ventanas y huecos por doquier (sin olvidar la carga perforadora), así que asegurar una zona se torna una tarea compleja.

Nuevas perspectivas para morir

Ground War regresa y despacha sus gigantes mapas a lo Battlefield. Entiendo que sus 64 jugadores resulten atractivos pero después de jugar unas cuantas rondas, no le veo pies ni cabeza (al igual que a los enemigos). Desde el vamos, va a tener una enorme contra, Call of Duty es un videojuego en el que se muere rápido. Tener que ir corriendo por minutos de un lado a otro para que me mate un francotirador o alguien escondido detrás de una puerta no es la experiencia más satisfactoria. Y antes que alguien lo diga, no es comparable con la saga de DICE. Primero que en sus títulos el time-to-kill es considerablemente más lento, y segundo uno puede especializarse en diferentes clases. En cualquier Call of Duty, mientras más grande sea el mapa, los jugadores eligen entre cada vez menos armas. Por algo en Warzone siempre se veían las mismas.

Durante la beta se pudo probar la gran novedad, el modo en tercera persona. La impresión que dio es que se volvería rápidamente algo pasajero, una curiosidad y no mucho más. Ahora, luego de dedicarle más horas, no es que cambié mi pensamiento a 180°, pero entendí algunas de sus fortalezas. Es un modo lento, donde la nueva cámara hace que se pueda defender mejor la posición. Ser prudente da lugar a más kills y menos muertes. El poder cambiar hacia qué lado queremos que esté orientado nuestro personaje colabora con esa intención de dominar la zona. Si le sumamos lo impredecible intencional del apuntado, se convierte en una experiencia diferente al resto del juego. Todo depende cómo se juegue, no es la gran cosa, pero divierte.



Los mismos de siempre

Las, valga la redundancia, armas modernas de siempre vuelven para Modern Warfare II. Seguramente en el futuro agreguen decenas más, pero actualmente hay un lindo abanico, desde los rifles M4 y M16 hasta los lanzadores PILA y JOKR. Lo raro de la cuestión es la forma en la que las vamos a ir desbloqueando. Al subir el nivel de nuestra cuenta, accedemos a unas. Para otras, debemos levelear determinadas armas. Por ejemplo, si queremos desbloquear el fusil SP-X 80 tenemos que llevar al nivel 17 el LA-B 330. Es atípico pero permite ir probando diferentes combinaciones.

En cuanto a la personalización, no es la más profunda que ha tenido la franquicia, quedando corta con respecto a Vanguard. Solamente se pueden modificar cinco accesorios en nuestra arma, pero algunas miras no se pueden utilizar si usamos ciertos láseres. El desbloqueo de éstos sigue la misma línea comentada, pasa que al haber tantas culatas, cargadores y tipos de balas, se hace más confuso el tema. Podría decirse que también es para usar otras combinaciones, pero ya con lo anterior era más que suficiente. Se complicó por demás.



El viejo y querido IW Engine

Tanto la campaña como el multijugador bordean nuevamente el diseño realista, con un apartado gráfico excelente. Los entornos y modelados de los personajes se ven de lujo, especialmente los lugares cerrados. Cuando se condensan más los espacios, la iluminación hace acto imponente de presencia, ya sea de noche combinándola con las gafas de Snake, o de día recreando las calles húmedas de Ámsterdam. En los zonas abiertas el IW Engine 9.0 también se hace fuerte, como en la misión «Recon By Fire», que deslumbra grandes praderas verdes que recuerdan a Elden Ring con su nublado cielo.

La resolución se mantiene bastante estable, pero en las consolas de previa generación le cuesta siempre al principio cargar las texturas. Nada grave, pero por unos segundos va a parecer que se está reproduciendo un video a 144p. Por otra parte, va casi siempre a 60 cuadros por segundo, inclusive en los momentos más álgidos, poniendo en evidencia a ciertos videojuegos que apenas llegan a los 30. Que un shooter competitivo se vea bien y corra a 60fps no sorprende a nadie, pero a cambio PS4 y Xbox One pide sacrificar fluidez en los menú. Cambiar el arma o modificarla en el medio de la partida, o entre ronda y ronda, es una lucha. El problema quizás se agrave cuando agreguen más mapas y contenido, volviendo más lentos los procesos. Crucemos los dedos.

Con tanto contenido, Infinity Ward da la posibilidad de no instalar el juego completamente, sino partes de él. No hace falta instalar la campaña si sólo nos interesa el multijugador, aunque si sólo queremos jugar la campaña, sí nos obliga a descargar la parte online. Eso sí, como mínimo vamos a estar ocupando cerca de 80gb en nuestro disco, y quién sabe cuánto más con los próximos parches.

En vísperas de un nuevo titán

Desde luego que el paquete Modern Warfare II es uno muy robusto, con su campaña y sus muchos modos de juego. Tal vez donde más flojeé es la cantidad de mapas, que actualmente no es muy robusta, pero que muy probablemente crezca considerablemente en unos meses. Más que nada se sienten pocos porque no hay ninguno que actualmente dé placer volver a jugar. Aún con esto, Warzone 2.0 y DMZ, el modo parecido a Escape From Tarkov, están a la vuelta de la esquina, que si bien son propuestas gratuitas, conforman el mismo envoltorio. No falta mucho para que veamos la imagen por completo y qué tan bien todos los apartados se llevan.

El futuro de Call of Duty es cada vez más incierto, todas las semanas salen noticias que contradicen las últimas, pero por lo menos podemos ver que los desarrolladores intentan con mayor o menor éxito darle una vuelta de rosca a la fórmula, que más aceitada no puede estar. Quién dice que todas esas mecánicas de crafting no se vuelvan una constante en las futuras campañas, y salga algo parecido a The Last of Us. Ya lo sé, me fui muy arriba, pero siempre es refrescante ver que experimenten con sagas establecidas. En definitiva, Modern Warfare II es una entrega con altibajos, ¿pero qué Call of Duty no lo es?

ImOctavius

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Redacción. Soldado de Kojima.
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