El precedente de un nuevo futuro
Mejor tarde que nunca. Es difícil agregar algo nuevo a todo lo que ya se ha dicho de Arcane. La serie explotó a fines del año pasado, superando cualquier expectativa, incluso rompiendo con el molde cada vez más prehistórico de Netflix. Indudablemente un triunfo tanto para la plataforma como para Riot Games. Aún así, ¿dónde se halla el punto esencial que hizo de esta adaptación un antes y después en el gran ámbito de la animación?
Arcane vino a darle cierto orden al lore de League of Legends, poniendo fin a muchas de las especulaciones del trasfondo y las relaciones de sus campeones. Por supuesto que no aparecen todos los personajes jugables, no hay que olvidarse que el juego contiene más de 150, y con nueve capítulos tampoco se puede hacer magia, aunque curiosamente la serie trate justamente de eso.
Ciudades hermanas
La serie nos introduce al mundo steampunk de Runaterra, donde un conflicto entre dos ciudades, la utópica Piltover y la peligrosa Zuna, se desata. En esta última se encuentran Vi y Powder, dos hermanas que hacen lo posible por sobrevivir, aunque las mismas ciudades intentarán ponerlas en veredas opuestas. Piltover también tiene a sus protagonistas: Jayce es un joven científico obsesionado con la magia y la intención de crearla, mientras que Caitlyn, hija de una familia bien posicionada, quiere forjar su camino por mérito propio.

Además de ellos cuatro, hay un gran elenco muy colorido, tanto humano como antropomórfico, como es el caso del clásico Heimerdinger. Curiosamente en ningún momento se explica cómo o por qué llegaron ahí, simplemente forman parte de la comunidad. Obviamente su presencia hace que la serie se vea envuelta por un manto fantástico más allá de su naturaleza steampunk, pero también hay un matiz político, no al nivel de las precuelas de Star Wars, pero el suficiente para que cada personaje actúe dependiendo de qué tan apegado esté a su respectiva ciudad. ¿Qué tanto están dispuestos a aceptar por mantener algunas cosas y cuánto arriesgar para que otras cambien?
En el centro de todo esto están las hermanas, quienes son las que cuentan la historia más personal, de cómo un momento puede romper con la relación más fuerte. Y a fin de cuentas, más allá de la gran escala que pueda tener la serie, Arcane es una historia de relaciones, que se construyen y deshacen por intereses, pasiones y malentendidos.
Girl power
Uno de los grandes fuertes de Arcane es la importante relevancia femenina de su elenco. Sin recurrir a diálogos forzados o situaciones sin sentido, Vi, Powder (Jinx) y, en menor medida, Caitlyn lideran el protagonismo de la serie, tanto en acción como en dramatismo. Mel Medarda y Sevika también se hacen notar, la primera por su encanto al hacer uso de su posición gubernamental y la segunda por ser uno de los principales matones. Todo esto sin aminorar o debilitar el papel masculino, Arcane es sencillamente una obra en la que hay más mujeres en papeles centrales. Nada más y nada menos.
Netflix suele dotar sus producciones animadas con actores de primer nivel. Algunas eminencias de la industria, como Yuri Lowenthal (Mylo), quien curiosamente hace de Davion en Dota: Dragon’s Blood, y JB Blanc (Vander), que justamente viene de League of Legends interpretando a Braum. Asimismo quien más la rompe es Hailee Steinfeld, que hace de Vi. Si bien es la más “ajena” a la actuación de voz (su otro gran papel en animación fue Gwen en Spider-Man Into the Spider-Verse), claramente hace pesar su larga trayectoria actoral para los apenas 25 años que tiene. Si hay un único protagonista en Arcane es Vi, y afortunadamente es la más interesante entre todos.

Quizás, quien pueda llegar a hacer más ruido sea Jinx. No por el personaje en sí ni mucho menos por Ella Purnell, que hace una excelente interpretación, pero la comparación con Harley Quinn es inevitable. Incluso más allá de la apariencia y la actitud, hay algunas escenas que son calcadas del personaje de DC. El “bautismo” de ambos personajes es un paralelismo bastante obvio. Tal vez es un homenaje y yo no lo pude ver.
La créme de la créme
Cuando salió Spider-Man Into the Spider-Verse hace unos años, su estilo CGI se sintió como un gran soplo de aire fresco. Animar a doce cuadros por segundo y mezclarlo con un intenso desenfoque la hacían totalmente novedosa. Siempre que se veía algo en 3D era un derivado de lo que hizo Toy Story hace más de dos décadas. Todas las películas de Pixar se ven iguales, y las que no son del estudio intentan verse como ellas. Arcane no imita ni a Pixar ni al arácnido, crea su propio estilo. Y eso es para festejar.
El estudio francés Fortiche fue quien se encargó de la producción. No son nuevos a League of Legends, ya se han encargado de varios cortos del juego. Hace casi una década que colaboran con Riot, y trabajo a trabajo han ido perfeccionándose. Creo que la mejor manera de describir su trabajo es que intentan llevar a la vida aquellos retratos e imágenes que podemos ver en los libros de arte de películas y videojuegos. No son rígidos en el trazo, y le dan a sus lugares y personajes un diseño que parece como si fuera pintado en acuarelas. Los colores no son saturados, sino calmos y cálidos que hacen que todo sea muy agradable. Una belleza.

La fotografía Fortiche también se manejó con airosidad. Tanto los planos cortos como las grandes escenas están cuidados al máximo, con un mimo al detalle en cada rincón. A la hora de la acción también muestra versatilidad, desde cámaras lentas hasta los zoom alejándose y acercándose constantemente. Indudablemente el estudio hizo un trabajo espectacular y demostró que todavía hay espacio para hacer algo original, incluso con grandes presupuestos. Ojalá Arcane inspire a que otros hagan lo mismo y no se convierta en otro título a imitar.
Enemigo de nadie
Para el que ha seguido el juego con cierto interés durante estos años, sabe de “Warriors” de Imagine Dragons, el single que se lanzó para el 2014 League of Legends World Championship. La canción tiene más de 350 millones de visitas en YouTube, así que dudo que haya pasado desapercibida. El video (por cierto, animado por Fortiche) mostraba el esfuerzo que implicaba llegar al torneo y lo épico que podía convertirse una de esas partidas. Por supuesto que la banda iba a estar incluida de alguna u otra manera en Arcane.
En la intro suena “Enemy”, que vuelve a repetir el éxito, ya con más de 100 millones de reproducciones. En el contexto de la serie, al principio puede sonar que no pega muy bien con la ambientación steampunk, pero la verdad que se vuelve contagiosa muy rápidamente. Además uno cuando sabe de la historia de la banda con el juego, no puede evitar sonreir. Es un mimo al jugador.
El resto del soundtrack también puede resultar algo chocante, está muy inclinado por lo electrónico y por conseguir un sonido moderno. Pero creo que la amalgama entre estos dos géneros tan dispares hacen que eso chocante se vuelva atrapante, dándole a veces un tono vertiginoso a ciertas escenas que capaz con algo orquestal suenan más tradicional. Y la verdad es que hay canciones que calzan perfectamente con la escena independientemente de la ambientación, y que uno quiere seguir escuchando, como me pasó con “Goodbye” de Ramsey y “Guns For Hire” de Woodkid.
Palabra Santa
Inevitablemente lo que queda es preguntarse qué le deparará el futuro a Arcane. La primer temporada se planteó similar a Final Fantasy VII Remake, con una historia contenida a las dos ciudades. Creo que el siguiente paso debería ser llevar a los personajes a otras tierras de Runaterra. Hay potencial para aumentar la escala y contar algo realmente épico. League of Legends están tan repleto de personajes alocados que sería un desperdicio no aprovecharlos.
¿Y dónde es que se encuentra aquello que marcó un antes y después en la animación? Creo que ya fue contestada y probablemente no hacía falta párrafos y párrafos para elaborarla. Arcane triunfó por narrar una historia sólida feminista con un arte realmente único, sin dar vergüenza o imitar a otro. Además demostró que el concepto de Netflix de lanzar todos los capítulos de una mataban cualquier momentum. Afortunadamente se logró una conexión con el espectador, y si bien es cierto que éste a veces exagera y amplifica lo que le gusta, se nota que gustó la serie. Y si no me creen, pregúntenle a Hideo.