EA sigue confiando en Need For Speed, contra viento y marea
A pesar de que los años dorados de Need For Speed hayan quedado en el pasado, EA se las ha arreglado durante la actual generación para lanzar una nueva entrega año por medio. Es cierto que el presente de la saga no es el más brillante, pero al mismo tiempo es elogiable que, aunque no levante cabeza, se siga apostando por esta serie de conducción tan histórica. Y conociendo la fama de EA de cerrar estudios y darle carpetazo a videojuegos que no generen cifras astronómicas, lo hace aún más meritorio.
Tampoco hay que creer que Need For Speed se haya convertido en un fracaso rotundo. Si Electronic Arts está tan empedernido en darle constantes oportunidades es porque debe darle suficientes beneficios. Pero lo cierto es que durante la pasada década ha intentado de todas maneras recuperar el trono que alguna vez supo tener. Títulos como Underground y Most Wanted, probablemente los más aclamados, ya han quedado muy atrás en el tiempo. Y tanto Criterion como Ghost no supieron dar la tecla justa entre tantas ocasiones.
Acelerando sin rumbo
Sin dudas el momento de más relevancia de Need For Speed fue durante los primeros años del nuevo milenio. EA rápidamente aprovechó el boom de las carreras callejeras ilegales y el tuning de autos. Pero eventualmente esa tendencia se fue apagando, y los coches con luces de neón y las persecuciones policiales empezaron a quedar antiguas.
Entre 2007 y 2013, la saga no tuvo respiro, y lanzó diez juegos. El problema es que además de tal sobreexplotación de la marca, nunca se mantuvo una línea concreta. Need For Speed caminó por los senderos de la simulación con Shift, a lo Gran Turismo; intentó mantener el sentimiento callejero tanto legal como ilegal, con ProStreet y Undercover; se volcó por el modelo free to play con World; e incluso rescató dos de sus subsagas más queridas con los remake de Most Wanted y Hot Pursuit. Lo intentó todo, pero siempre daba la sensación que corrían sin una clara meta.
La era Ghost
En 2015 y volcándose completamente a la generación de PS4 y Xbox One, Ghost Games se hizo cargo de la franquicia y sacó Need For Speed, así a secas. Claramente era una intención de relanzamiento de la marca, y más allá del título elegido, con sólo ver unos pocos minutos de gameplay, uno ya podía hacerse la idea de que estaba recuperando la ideología de aquellos años exitosos durante la sexta generación. Carreras nocturnas, una profunda personalización de los coches y persecuciones intensas. Lamentablemente a pesar de haber sido un videojuego bastante redondo, tuvo el estigma de que requeriría una conexión permanente a internet, algo que obviamente no sentó nada bien a la comunidad.

Dos años más tarde, Payback salía al mercado, nuevamente de la mano de Ghost. En esta ocasión se inspiró en las carreras a campo traviesa del genial Forza Horizon 3, y envolvió el paquete con una historia de venganza que hacían recordar a las películas de Fast & Furious. A diferencia del anterior juego, éste no necesitaría estar conectado constantemente. El tema es que 2017 no fue el mejor año para EA. Todos recordaremos el debacle que fue Star Wars: Battlefront II con sus cartitas, sus loot boxes y su modelo pay to win. Lo curioso es que Payback tenía un sistema prácticamente idéntico y salió apenas siete días antes que el shooter de Star Wars. Si bien no recibió una reacción al mismo nivel, tampoco fue recibido con los brazos abiertos.
El año pasado, Ghost lanzaría su tercer y último NFS, Heat, que se acercaría más al título de 2015 que a su antecesor. Afortunadamente no estaría relacionado a ninguna polémica y sería el mejor recibido tanto por la prensa como por los usuarios de estos últimos tiempos. Quizás por el desgastamiento de la IP o por la diversificación tan marcada del género de conducción, Heat no cumplió con las expectativas de EA. Por consecuente, Ghost Studios fue reducido a trabajar como ingeniero del motor gráfico Frostbite y renombrado EA Gothenburg, función y nombre con el que fue fundado en un principio.
En Criterion confiamos
En febrero de este año, se anunció que Criterion Games se haría cargo de Need For Speed en adelante. El estudio británico no es nuevo en la familia y ha sido el encargado de los remake Hot Pursuit y Most Wanted, y Rivals, además de colaborar en el desarrollo de Heat.
Desde Rivals, Criterion pasó a ser para EA lo que Ravensoft es para Activision, un comodín. Diseñó el modo VR para el primer Battlefront de DICE, se encargó de Starfighter Assault para Battlefront II y fue el responsable del battle royale Firestorm de Battlefield V. Una verdadera pena que haya estado relegada a ser un estudio asistente ya que supo ser una de las desarrolladoras más innovadoras tecnológicamente hablando.

Por supuesto que todos recordaremos a Burnout, una de las sagas más vertiginosas y explosivas del género, la cual no necesitaba el apoyo de marcas conocidas de automóviles para destacar. Black quizás fue uno de los shooter más impresionantes de todo el catálogo de PS2, a día de hoy sigue deslumbrando por su apartado y sus escenarios destructibles. Y no nos olvidemos que fue el creador de RenderWare, motor gráfico usado por Rockstar para Grand Theft Auto III, Vice City y San Andreas.
Que Criterion pase a liderar el desarrollo de los próximos Need For Speed es una gran noticia. Es cierto que sus anteriores trabajos no fueron los más únicos, pero sí muy competentes. Y si EA no los limita artísticamente, seguramente podamos esperar una saga con una identidad más singular sin tanto desvarío, que no busque hacerse un espacio, sino expandir el que ya tiene. Ghost se dedicó mucho a recrear los grandes éxitos pero sin una visión amplia en lo que realmente el mercado le pedía.
Un futuro alentador
Además de poner a los creadores de Burnout al mando, se tomaron algunas decisiones que seguramente colaboren con la construcción del futuro de la franquicia. La primera forma parte de una iniciativa por parte de Electronic Arts de llevar todos sus videojuegos a la plataforma Steam. Need For Speed estuvo relegada desde el remake de Hot Pursuit a permanecer en Origin. Además hizo saber que Heat sería el primer NFS en soportar crossplay entre PC, PS4 y Xbox One. Y por último, fue el anuncio de un nuevo título para el próximo año fiscal, y con ello aprovechar las virtudes de las nuevas consolas de Sony y Microsoft.
Indudablemente a Need For Speed le queda mucho por recorrer. Incluso durante sus años más inestables nunca hubo indicios por parte de la editora de descontinuar la serie. Volver a Steam sencillamente es una inteligente decisión para que la comunidad de PC se expanda. Ojalá la vuelta de Criterion le dé esa personalidad que tanto anda necesitando, y que la obligue a dejar de mirar al pasado (y a los lados) para enfocarse en el futuro.