Los videojuegos que no terminan con los créditos ganaron mucho espacio en el último tiempo
Con la amplia variedad y cantidad de videojuegos que hay disponibles hoy en día, nuevos aspectos empiezan a ganar relevancia. Uno de ellos es la rejugabilidad, la cual tiene relación directa con la duración de los títulos. En una industria tan competitiva, cuyos precios pueden ser altos para nuestra región, toma importancia que un juego tenga mucho contenido.
Los juegos con historia, el otro extremo
Que la rejugabilidad sea un aspecto en crecimiento, no significa que los típicos juegos AAA con modo historia hayan desaparecido. Lo que es innegable es que debieron adaptarse a los tiempos modernos de la industria. Uno de los principales cambios fue la mayor duración de los títulos: los grandes lanzamientos no suelen bajar de las quince horas y eso sin contar si queremos llegar al 100%. Elden Ring y Horizon Forbidden West, los cuales salieron este año, justamente cumplen con ese criterio.
En algunos casos, el platinar los juegos incluye terminarlos en una dificultad que se desbloquea luego de completar el título por primera vez. Esta práctica incentiva a rejugar a quienes les gustan los retos difíciles y disfrutaron del título. Sin esta clase de cosas, repetir estos videojuegos sería como volver a ver una película. De esta manera, se justifican los precios que para algunos pueden ser exagerados. A pesar de eso, creo que no debe ser lo único a evaluar para gastar o no tanto dinero en un juego.
Los roguelike, la rejugabilidad como idea principal
En algunos videojuegos como los nombrados anteriormente, la rejugabilidad es un complemento que los mejora, pero está lejos de ser lo más importante. A su vez, existen títulos cuya idea principal consiste en que los jugadores repitan una y otra vez lo mismo, pero con ciertos cambios entre partidas de corta duración. Esa podría ser una forma simple de definir a los roguelike. Este género consiste básicamente en juegos con niveles conformados por diferentes mazmorras que se generan aleatoriamente. Además, el progreso arranca completamente de cero con cada nueva partida.
The Binding of Isaac es el más exitoso de los roguelike, manteniéndose en vigencia a pesar de haber sido lanzado en 2011. Eso se evidencia en que salió a la venta en diversas plataformas. Bien logrados, esta clase de títulos pueden ser muy divertidos e ideales para partidas cortas pero intensas. ¿Tenés 20 minutos libres y querés jugar algo? Un videojuego como Isaac va perfecto para ese tiempo libre, pero cuidado: tal vez sin darte cuenta te pases.
Los roguelite, una variación de estos tiempos

Del éxito de este género, principalmente a base de títulos indie, surgió otro muy parecido, que incluso muchos (incluidos yo mismo) habremos confundido. Se trata de los roguelite, que a diferencia de los roguelike no necesariamente cuentan con divisiones en mazmorras y entre partidas se conserva cierto progreso que las va facilitando. En este grupo se incluye Dead Cells, lanzado de manera completa en 2020, y Vampire Survivors, que todavía se encuentra en acceso anticipado. Éste lo estuve jugando bastantes horas en las últimas semanas y al término de cada partida tuve ganas de una más. ¿Y si la próxima hago esto? Ésa es la magia de este tipo de juegos.
El online abrió nuevas posibilidades
La posibilidad de jugar online desde hace años, abrió nuevas posibilidades en la industria de los videojuegos. Cada vez son más los títulos que se centran exclusivamente en el modo multijugador, el cual atrae a muchos jugadores que gustan de competir para mejorar sus habilidades. Uno probablemente relacione lo anterior con los shooters o juegos de peleas, ya que en su mayoría se centran solo en ese modo.
Lo que tienen esta clase de juegos es que difícilmente uno pueda centrarse en más de uno a la vez porque suelen necesitarse muchas horas para perfeccionarse en ellos. Esto provoca que no sea tan fácil que un nuevo lanzamiento triunfe. Además, su rejugabilidad puede no tener fin, pero para mantenerse ”vivos” necesitan actualizaciones periódicas para que sus jugadores no se aburran. Claramente como condición previa, y más importante, sus mecánicas deben ser divertidas para que uno se vea atraído a mejorar en ellas. Gracias a cumplir con estas cosas, títulos como Fortnite se mantienen en el mercado después de varios años de su lanzamiento. Y muchos de los que caen en el camino son por falta de cambios a tiempo.

Los retos, la rejugabilidad sumada por los fanáticos
Hasta ahora, la rejugabilidad de la que hablamos depende exclusivamente de los juegos, pero no es la única. Los jugadores también le agregan contenido a diferentes títulos, creando retos para ellos. El más conocido de todos, y que es aplicable a la mayoría, es el speedrun. Intentar pasarse un juego en el menor tiempo posible requiere que repitamos lo mismo una y otra vez. Incluso genera competencia como en el modo online, en el que existen rankings con los mejores tiempos.
Como comenté en más de una ocasión, el reto que más experimenté fue el nuzlocke en Pokémon. Esta dificultad autoimpuesta permite que los títulos de la saga tengan una rejugabilidad casi infinita. A partir de la idea básica de que no se debilite ningún monstruo, surgen cientos de distintas posibilidades para disfrutar. Sin esta clase de retos diría que la franquicia no tiene gran rejugabilidad, excepto que seas muy fanático.
La rejugabilidad y la duración, nuevos factores claves
No todos los juegos cuentan con rejugabilidad, pero eso no los vuelve mejores ni peores. Lo mismo corre para la duración de los títulos. A pesar de ello, muchos se fijan en ambos aspectos a la hora de comprarlos. En el caso de los grandes lanzamientos, esta práctica es más necesaria ya que sus precios no permiten que adquiramos muchos a lo largo de un año. Es por eso que uno suele preferir los títulos que nos otorgarán más horas de diversión, aunque no necesariamente sean mejores que otros juegos que duran pocas horas o cuenta con poco contenido.