Si la accesibilidad es el foco, pareciera que se la olvidaron en el precio de Flight Simulator pero, en realidad, pinta ser un muy buen negocio
Seguro fueron varias las cejas levantadas cuando se hicieron públicos los precios de Flight Simulator. Desde ARS 3999 para el producto básico, hasta ARS 7799 para la «Premium Deluxe». En dólares, van desde un predecible precio de USD 60 por el base, hasta USD 120 por la «Premium Deluxe». Siendo claros, el primer precio no asusta a nadie, pero el último llama bastante la atención.
La edición básica incluye el software junto a 20 aeronaves, y 30 aeropuertos retocados a mano por los desarrolladores. Obviamente existen infinidad de aeropuertos para visitar en todo el planeta, pero esos 30 tienen un nivel de detalle superior; la calidad de las aeronaves será un fuerte tema de debate cuando lance FS, pero por tradición (y las promesas de accesibilidad) se puede inferir que las simulaciones de sistemas no serán super profundas.
«Deluxe» es la versión del medio y trae todo lo del paquete básico, más otras 5 aeronaves y 5 aeropuertos retocados a mano. Con una etiqueta de ARS 5999 podemos calcular (aproximadamente), que estamos pagando ARS 2000 extra por esos adicionales. Esto nos da un total de ARS 200 por cada adición individual. Este número puede no ser super relevante ahora, pero pronto volveremos a este tema.
Finalmente, la «Premium Deluxe» es la hermana mayor, e incluye otros 5 aviones y 5 aeropuertos sumados a todo lo anterior. Eleva el precio de Flight Simulator a ARS 7799, y «mejora» la oferta a ARS 190 por cada adicional. Obviamente el precio total suena muy alto, pero hay que considerar como siempre se ha movido esta escena, y la de los paywares.

Bolsillos profundos
En el mundo de la simulación, quienes están dispuestos a pagar más son aquellos que buscan realismo extremo. Los «Paywares» de aviones y aeropuertos existen desde hace mucho, y jamás han sido tan baratos como Microsoft los está poniendo en sus ediciones. Tomando como ejemplo «PMDG», una de las empresas pináculo de «Paywares» para los simuladores: El paquete básico del Boeing 737, con dos variantes, cuesta unos USD 75. Incluso considerando las dos versiones del avión, siguen siendo más de USD 30 por cada uno.
Para un ejemplo más extremo, si quisiéramos volar específicamente el Boeing 747-8i de PMDG, deberíamos adquirir el pack base «747-400 Q.O.T.S. II» a USD 99.99, y arriba comprar la expansión «747-8 Q.O.T.S. II» por USD 49.99 extras. Eso es un total de casi 150 dólares para volar un solo avión, y todavía hay que pagar el precio de Flight Simulator.
Obviamente, los precios super elevados se ven justificados en los equipos gigantes de desarrollo que se ocupan no solo de digitalizar el avión sino también todos sus sistemas internos. Trabajan para crear una experiencia consistente que va desde el modelo de vuelo hasta los más recónditos switches y botones.

Los aeropuertos también han sido parte de este ecosistema, costando un poco menos que los aviones, pero siendo una gran mejora a los viejos escenarios auto-generados con tecnología de los 2000. Ahora Flight Simulator promete crear escenarios mucho más convincentes, pero también dejan entender que se pueden mejorar aún más, al punto de venderlos como adicionales en las ediciones más caras.
Esto abre dos posibilidades: Por un lado, puede que Microsoft simplemente no le llegue a los talones a desarrolladoras como PMDG en cuanto a complejidad de simulación de aviones, y por eso los adicionales son tan baratos; o también puede ser que Microsoft realmente esté dejando un negoción para los amantes de la simulación. Ciertamente la primer opción es la más realista.
Buen negocio o no, es innegable que la cuesta monetaria es empinada, tanto para quienes llegan al género con esta nueva entrega como para quienes ya vienen lidiando con una de las comunidades de add-ons más monetizada en todo el mundo del software. Dicho esto, vale recordar que no solo se paga por aeronaves y aeropuertos, sino que existen infinidad de otros adicionales que requieren tocar el bolsillo y se suman al precio de Flight Simulator.

El limite es… ¿el piso?
Una de las extensiones populares es el manejo de tierra, y en Flight Simulator X uno de los adicionales más buscados era «Ground Services X». También conocido como GSX, se encargaba de darle vida a las distintas interfaces avión-tierra que existen en un aeropuerto; agrega el proceso de carga y descarga de pasajeros y sus maletas; anima las «jetways» para que se conecten a cualquier tipo de avión compatible; introduce banderilleros, conductores, montacargas, y demás miembros humanos del equipo en tierra; mejora el sistema de pushback con un script totalmente nuevo y en general eleva el realismo del simulador en un área que fue completamente olvidada por Microsoft. En cuanto al bolsillo, GSX completo cuesta unos ARS 2700.
Otro de los grandes agujeros monetarios es la navegación, y quizá parezca innecesario, pero si se busca realismo entonces hay que seguir las actualizaciones que ocurren en el mundo real. Esta tecnología es la que permite que los aviones, sobre todo de aerolinea, vuelen por rutas seguras pre-establecidas. Estas rutas tienen un período de validez cercano a dos meses, en el cual la ICAO tiene la potestad de emitir actualizaciones cambiando nombres o posiciones de waypoints. Si bien conseguir esta información es gratis, compilarla para que funcione en el simulador consume muchísimo tiempo. «Navigraph» provee archivos de navegación listos para todos los simuladores mediante una suscripción mensual de EUR 8.30.
Gran parte del realismo lo da el sistema climático, algo que Flight Simulator parece tener solucionado, pero sus predecesores no se acercaban ni a los talones. Para los anteriores simuladores existen múltiples adicionales; algunos mejoran la calidad gráfica del clima existente y otros reformulan completamente el sistema, proveyendo incluso clima actualizado en tiempo real. REX («Real Environment Extreme») es la empresa que vende «Sky Force 3D». Este software se encarga tanto de las mejoras gráficas como de las integraciones dinámicas para tener clima realista. «Sky Force 3D» tiene un costo cercano a los USD 35.

Interfaz Humano-Máquina
Puede que con el salto tecnológico, Flight Simulator ya no dependa de algunos de estos softwares extra, pero seguro aparecerán nuevas ofertas en el mercado, tratando de subsanar los detalles que siempre quedan fuera en el producto principal. De todas formas, algo que ningún software puede solucionar, ni el producto principal puede incluir, es el hardware. El hardware de simulación es variado, incluyendo desde marcas «conocidas», disponibles en todos lados, hasta piezas de altísima calidad que solo pueden ser importadas a pedido.
Armar un kit simple de simulación puede ser tan barato como comprar un solo joystick. El Thrustmaster HOTAS One es una solución de hardware que unifica la clásica palanca con un mando básico para controlar empuje, y es lo más barato dentro de lo razonable en cuanto a calidad, con precios que rondan los ARS 30000 a 40000. La versión avanzada es el Thrustmaster HOTAS Warthog, donde la palanca sola cuesta ARS 70000 y el cuadrante de empuje hasta otros ARS 75000. En el caso de columnas de control (las que parecen volantes), las opciones fáciles son pocas, y la más respetable es Honeycomb Alpha, con un precio cercano a los ARS 50000, sin incluir cuadrante de empuje, ni pedales.
El siguiente paso lo dan los pies, con los pedales para el timón (o rotor de cola en helicópteros). Los más fáciles de conseguir también son de la linea Thrustmaster T.Flight, y cuestan cerca de ARS 40000. Por supuesto, este es el piso, y el límite realmente lo pone el bolsillo. Importando se pueden conseguir piezas de calidad superior, aunque con precios que parten desde los USD 300, sin incluir la batería impositiva de nuestro país.

Palabras finales
Si bien sobre el hardware el nuevo Microsoft Flight no tiene reino, es cierto que la industria del software adicional puede verse sacudida. Todo depende de qué tan profundo vaya el compromiso de Microsoft con traer realismo y remover las necesidades de esos productos secundarios. Por otro lado, reconocieron esa industria, y prometieron darles un lugar de distribución a sus productos, señal de una relación y de posible demanda.