La web está creciendo cada vez más gracias a todo el apoyo que nos brindan. Es por eso que en conjunto con el resto del equipo de BG decidimos empezar a publicar todos los domingos una nota comunitaria. En ella vamos a estar charlando y exponiendo distintos puntos relacionados a una temática semanal en menos de 150 palabras. La intención es generar un lindo debate o recomendar algo según el tema semanal, en este caso: las ediciones de coleccionista.
Para poner en contexto, esta semana decidimos hablar de eso para combinar con el Berazacast de la fecha en el que expandimos un poco más las ideas generales.
¿Cuál es tu edición de coleccionista a destacar?
Desde muy chico colecciono las cartas del TCG de Pokémon, mi saga favorita de videojuegos. Siempre me gustó su estética y, aunque nunca jugué al juego de cartas como tal porque ningún conocido las tenía, tengo una lata y varias cajas llenas de ellas. Si son 1000 entre las de lata y las demás, no me sorprendería para nada. Hace rato no las compro por su precio, pero cada tanto me gusta revisarlas para volver a las épocas cuando las recibí.
De chico, ir al Mc D*nald’s era un evento importante, pero no por comer un paty de quien sabe que o por el pelotero con más vómito y meo que un baño de estación de subte; sino por los juguetes que venían en la cajita feliz. Se ve que por el 2005 los ejecutivos se dieron cuenta que esto de los jueguitos estaba andando bastante bien y decidieron dar con la cajita feliz unos juegos portables de Sonic y Spyro, entre otras franquicias. La estrategia de marketing por lo visto funciono bastante bien conmigo porque siempre pedía que me compren las cajitas felices y hasta el día de hoy tengo mi colección de estos juegos, que no valen nada materialmente pero que son invaluables para mí.

Solo poseo un par de llaveros variados y algunos productos oficiales de Pokémon, aunque odio con todo mi ser los juegos existentes y las actitudes patoteras de Nintendo. Igualmente, creo que tengo algo mejor… En mi habitación existen un montón de compras influenciadas por videojuegos. Latas de Monster Energy, cartas de poker, maquetas de cohetes, un boomerang, guitarras, piano, libros de Warhammer, cosas de astrofísica y astronomía, etc. Todas existen en mi vida solo porque los videojuegos o su cultura satélite me las presentaron. Para ser un poco más específico, tocar la guitarra nació de la canción de los créditos de S.T.A.L.K.E.R «Call of Pripyat (Live to Forget)», y el piano por Wiosna, de Katawa Shoujo. Otro ejemplo es la adicción a la Monster, que viene de Death Stranding.
Action 52 es probablemente uno de los peores videojuegos que haya sido lanzado al mercado. Hecho por simples estudiantes sin idea de programación que fueron enviados por Active Enterprises a programar una colección de cincuenta y dos títulos. Su legado como un proyecto sin licencia de Nintendo e inacabado, me llenan de orgullo sabiendo que tengo una copia pirata para la Family. Mi valor con este juego obscuro pasa porque, pese a su calidad, logró incrustarse en una de las piraterías más famosas del país. Aparte de esto, me gustaría hacerle una mención especial a mi versión física de Driv3r para la GBA. Es un porteo horrible que para nada merece el tiempo de probarlo y tenerlo en mis manos es algo que me fascina. Eso es lo que pasa con muchos de mis artículos, me encanta todo lo que tenga ese aire de tan malo que es bueno.
Como a muchos el fervor por Star Wars resurgió con las nuevas películas, lamentablemente no resultó como a todos nos hubiese gustado, pero al menos nos volvían a traer juegos. La serie Battlefront regresaba de la mano de DICE, pero tampoco fue exenta de controversia, el juego claramente estaba enfocado en el multijugador. Entre tanto fervor y para saciar mis ganas de una buena historia de Star Wars, compré la novela basada en el juego, «Battlefront: Twilight Company«. Una edición muy linda con tapa dura y sobrecubierta. Y la verdad que estaba bastante buena, era un enfoque militar que no había visto ser explorado en la saga. Muchas de esos conceptos más tarde los vería repetidos en «Rogue One». Le tengo bastante cariño porque uno siempre escucha muy buenas cosas de las novelas del universo de George Lucas, pero nunca me había atrevido a dar el primer paso.
La Sega Mega Drive es una de las consolas que más me acompañó durante años, llueve o truene. Por eso le tengo especial cariño al erizo azul, que, por algún motivo, se empezó a convertir un meme alrededor de mi vida. No recuerdo exactamente la época, pero en un momento clave decidí expresar a gritos mis cuatro pasiones: Sonic, Mortal Kombat, Berazategui y Geralt. Por eso, en 2017 ahorré toda la plata que pude, y me compré uno de mis tesoros más preciados: la edición de coleccionista de Sonic Mania. Esta versión trae un cartucho de juguete, un anillo, y a Sonic sobre una Mega Drive, la mejor bolu-compra de mi vida.